
San Isidro y el palacio de los condes de Paredes de Nava
San Isidro y el palacio de los condes de Paredes de Nava.
José Herrero Vallejo
En la madrileña plaza de San Andrés, en otros tiempos “Puerta de la Morería”· próximo a la iglesia dedicada a este santo, y a la llamada Capilla del Obispo, se encuentra el restaurado edificio que alberga hoy el actual museo de San Isidro, o también llamado de los Orígenes. Antes de su rehabilitación, se conocía con el nombre palacio de los Condes de Paredes de Nava, pues en el espacio que ocupa el actual museo, hubo un edificio en el que tuvieron su residencia algunos miembros de esta familia, en los tiempos en que hablamos.

Su importancia se debe a que en estos lugares, hoy ocupados por el museo, estuvo situada en la antigüedad la casa vivienda de Isidro Labrador, un labriego mozárabe madrileño,que trabajaba para la hacendada familia Vargas, propietarios del lugar, todo ello en el siglo XI-XII, y al que el pueblo madrileño le atribuyó poderes milagrosos. Al fallecer, Isidro fue enterrado en el cementerio próximo de la iglesia de San Andrés, y la historia continua o empieza, cuando en el año 1.504, con motivo de realizarse en dicho cementerio un inventario de bienes, apareció un enterramiento en un arca ricamente decorada que contenía un cadáver incorrupto, al que acompaña un pergamino o códice constituido por 28 hojas que se distribuyen en tres cuadernos, en los cuales no se menciona detalles biográficos ni cronográficos de su vida, ni el nombre de su mujer, ni de su hijo, ni del amo, pero sí que está casado y tiene un hijo, y proporciona referencia de cinco milagros realizados que se encuentran motivados pictóricamente en los laterales del arca, figurando el nombre de Ysidorus Agricola.

Según la tradición, parece que este personaje, después de su enterramiento, los madrileños le seguían rindiendo culto y le atribuían los hechos milagrosos que acontecían, y le rezaban en su tumba. Quizá es la leyenda la que ahora entra en la historia, cuando se refiere a que el rey Alfonso VIII, después de ganar la llamada batalla de las Navas de Tolosa, llega a Madrid en el año 1.213. Atraído por tan popular creencia, desea conocer a tal milagrero personaje, y vuelve a decir la leyenda que el rey, al destapar el ataúd, cree ver en la cara del yacente la de aquel “rustici divino”, aquel pastor que señaló al rey los caminos a seguir para sorprender y derrotar al ejército musulmán. Como agradecimiento por su intervención en la victoria de las Navas de Tolosa, levantará una capilla en la iglesia de San Andrés y colocará el cuerpo incorrupto en un arca que después, una vez hallada, ha sido llamada “arca mosayca”.
Dª Catalina Lujan estuvo casada con D. Luis Enríquez Manrique, emparentado con la poderosa e influyente familia de los Almirantes de Castilla, ministro del Consejo de Guerra de Felipe III, Maestre de Campo del Tercio de Nápoles, Gobernador y Capitán General del reino de Galicia y Mayordomo Mayor de la reina doña Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV. Tuvo este matrimonio cuatro hijos, todos nacidos en Nápoles, de los cuales hacemos mención aquí del heredero del mayorazgo, D. Fadrique Enríquez de Lujan y también de su hermana menor, Dª.Luisa Enríquez Lujan, de la cual ya hemos hablado largamente en otro lugar como condesa que fue de Paredes y al enviudar abadesa del convento de Malagón. Don Fadrique, dice la historia que fue un personaje nacido en Nápoles, probablemente en uno de los últimos años del siglo XVI, primogénito que heredó a la muerte de su madre los muchos mayorazgos que esta poseía, lo que unido a los importantes cargos que ocupó en la Corte, en los reinados de Felipe III y Felipe IV, le convirtieron en un personaje notable y rico.


Son estos acontecimientos,creemos, los que llevan a que los condes de Paredes tomen esta casa como su residencia en Madrid, por legado hereditario de don Fradique Enríquez Lujan, su propietario.


Le sucede su hija, Dª María Isidra de la Cruz de la Cerda y Guzmán (¿-1.811) XIV duquesa de Nájera y XIV condesa de Paredes de Nava, quien toma matrimonio con Diego de Guzmán y Fernández de Córdoba, VII marqués de Montealegre, XIV conde de Oñate, dando así origen a una de las grandes casas aristocráticas españolas, reuniendo el matrimonio dieciséis títulos nobiliarios, seis de ellos con Grandeza de España. Emparentados con la nobleza española y también con la europea, podía contarse en su genealogía doce generaciones seguidas, en la que al menos un miembro hubiera obtenido el Toisón de Oro. Gozaban de un importante patrimonio y de una estrecha relación con el rey por los puestos que desempeñaban en la corte. Su hija, María Isidra de Guzmán y de la Cerda (1.767-1.803), de la que ya hemos hablado en otras ocasiones, fue la primera mujer que alcanzó el grado de doctor universitario, la dignidad de académica honoraria de la Academia. de la Lengua, catedrático honorario de Alcalá de Henares, siendo una de las mujeres de la época consideradas como más cultas. Madrid la recuerda con una calle céntrica, de importante recorrido, con su nombre, el de María de Guzmán.


Ya a principios del siglo XVII existía en la calle Mayor de Madrid, próximo a lo que hoy es Puerta del Sol, un gran edificio llamado Casa o Palacio de Oñate perteneciente a esta familia que emparentó, como hemos dicho, con el condado de Paredes y es posible que estos fijaran entonces aquí ya su residencia,aunque no tenemos constancia de ello.Este magnífico edificio, que poseía una puerta de acceso señorial del arquitecto Pedro Ribera, fue derruido hacia 1.857. y pudo haber sido hasta entonces domicilio de los Condes
Vendido el antiguo palacio por sus descendientes, fue derribado, dado su estado en 1.974 y el solar permaneció durante años abandonado, pasando a propiedad del ayuntamiento en 1.986, y tres años después, se propuso la construcción de un museo dedicado a San Isidro.

Se llevo a cabo el proyecto de restauración integrando en el nuevo edificio los elementos originales del primitivo palacio, tales como el pozo, la Capilla del Santo y el patio plateresco que hizo que este bello edificio fuera uno de los palacios renacentista más nobles de la época y que hoy se pueden admirar en lo que es llamado Museo de los Orígenes, en la plaza madrileña de San Andrés, en el barrio madrileño de La Latina, así llamado en recuerdo del hospital convento fundado en el año 1.499 por la humanista y escritora Beatriz Galindo, llamada “La Latina”. En este museo de los Orígenes o de San Isidro se encuentran los sepulcros de Beatriz Galindo y de su marido, el consejero de los Reyes Católicos, Francisco Ramírez de Madrid.
El Papa Juan XXIII concedió el patronazgo de San Isidro a los agricultores y campesinos españoles por bula “Agri Culturum” dada en Roma el 16 de Diciembre de 1.960, a instancias del cardenal español Plá y Deniel quién consideró en 1.958 que los agricultores españoles debían de tener un santo patrono.

José Herrero Vallejo
Presidente de La Casa Regional de Palencia en Madrid
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